La diferencia más grande entre las artes marciales es que unas se concentran absolutamente en el ámbito deportivo mientras que otras enfocan a la defensa personal. Las deportivas se desarrollan bajo un ambiente de reglas y restricciones, ya que ciertas cosas son permitidas y otras no, según el árbitro así lo entienda. Las de defensa personal evolucionan tal y como sucedería en el mundo real, sin la intervención de un árbitro y sin la existencia de las reglas.
Dentro del ámbito deportivo encontramos disciplinas de contacto completo MMA, contacto mediano y las acrobacias. El énfasis en dichas disciplinas es ganar la competencia en la división que se encuentren. Por otra parte, en la defensa personal se trabaja creando escenarios y situaciones reales, para preparar a la persona a poder responder adecuadamente ante una situación de peligro. El manejo de su ansiedad y su miedo es parte fundamental de la enseñanza cuando a la persona lo que le interesa realmente es aprender a defenderse. En el mundo real no hay árbitros, no hay reglas. Nadie va a parar la pelea cuando suene la campana pues no hay campana ni límite de tiempo. Solo están usted y el agresor. Un arte marcial que podemos recomendar, por su énfasis científico y práctico, donde la persona puede adquirir conocimiento rápidamente y de manera funcional, es el WT Kung Fu. Esta disciplina china creada por dos mujeres y enfocada al concepto de la “no resistencia” no demanda algún tipo de movimiento más allá del movimiento natural que tenga nuestro cuerpo. No exige patadas altas ni acrobacias. Lo mejor de todo es que es tan simple que lo puede aprender un niño de 4 años y a la vez se puede envejecer con él. Personas de edad avanzada pueden practicar WT Kung Fu sin problema alguno. Es práctico, evolutivo, va directo al grano y es bien progresivo, o sea que no deja lagunas en el proceso.
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