Es ridículo pensar que el Gran Maestro del Wingchun Ip Man fue un clasista. Podemos comprobar la evolución del WingChun a lo largo del tiempo en sus alumnos de Foshan y Hong Kong. El Wingchun que hoy practicamos es una versión modificada – evolución para algunos, desvirtuación para otros-.
El Maestro Lun Kai no aprendió su técnica de cuchillos mariposa del Gran Maestro Ip Man (hay un vídeo donde está filmada la declaración en youtube en el canal de @sifusergio ) . Por otro lado, Ip Man consideró el gancho horizontal luego de enfrentar a un boxeador. Todas estas modificaciones de la práctica del Wingchun anteriores son solo ejemplos, se han hecho siempre teniendo en cuenta un valor fundamental: la practicidad.
Con esto lo que quiero decir es: el estudio profundo de la estructura y su puesta en práctica nos permite adaptarlas a nosotros mismos. Debemos aprender de la estructura sin someternos a ella. La base de todo arte, y por lo tanto de un arte marcial, es el estado de presencia, la comunicación y la adaptación al entorno. Quien se somete se abandona a sí mismo, y deja de ser un artista marcial.
Que no se mal interprete. La atención y el cuidado de la tradición, las formas y la interpretación de sus funciones, son para el artista marcial tan importantes como las escalas y los acordes para la música. Debemos aprender técnicas y combinaciones para entender cómo aplicarlas. Pero también debemos hacer música con los compañeros u oponentes que nos tocan y fluir en armonía.
Creo firmemente que debemos estudiar la tradición y profundizar en ella pero siempre con visión a futuro y solo para seguir mejorando.
Aceptar las diferencias que tienen los diferentes maestros a lo largo de la historia y en el presente es un primer paso. El apego irreflexivo a la tradición como si se tratase de una verdad absoluta nos lleva a un estancamiento marcial. Es nuestra responsabilidad dudar hasta de los Maestros. Siempre se puede mejorar. Mientras más puntos de vista tengamos sobre un mismo tema: más completa será nuestra visión. Más fácil nos será, como si de un rompecabezas se tratara, formar una visión más certera. Debemos unirnos por las diferencias de nuestros artes. Nadie es dueño de la verdad absoluta.
El segundo paso es el estudio de la anatomía y la Biomecánica, como sucede en otros deportes. Lo más cercano a la verdad es el estudio profundo del cuerpo humano, sin base en las meras sensaciones. Sucede lo mismo con una persona que realiza un entrenamiento físico o una dieta alimenticia sin una buena programación profesional. Sus condiciones y su práctica van a mejorar teniendo en cuenta su estado anterior. Sin embargo, si queremos empujar sus límites hasta el nivel de un atleta de elite debemos trabajar de otra manera: Con un entrenamiento programado por un profesional y estudios de medición.
Nuestros “antiguos maestros” se siguen basando en sensaciones que tuvieron ellos o sus maestros del pasado. Descartan el estudio real del cuerpo aprovechando los avances y las oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías.
Habrá que salir de la zona de confort, por cómodo que sea ser el pez grande de una pecera y reconocer que somos sólo un pez más del vasto océano.
Pienso que la clave es la evolución de la parte marcial del Arte. A partir de allí, con una base técnica sólida, podremos empezar a priorizar la faceta artística. Así llegaremos a una expresión real, espontánea y lograremos el anhelo de estar en el presente, en el ahora de manera a su vez eficiente.
Ya lo dijo Confucio: “no mires atrás porque hacía allí no es adónde vas”. En conclusión: aprender del pasado, para mejorar en el presente con la mirada puesta en el futuro.