Como seguramente reconocerás, la mayor parte de los talentos requiere la combinación de ambas habilidades. Por ejemplo, pensá en la colocación específica de los dedos de un violinista cuando toca una serie de notas (habilidad dura) y en su capacidad para captar y plasmar la emoción de una melodía (habilidad blanda). O en la destreza de un luchador para ejecutar una patada precisa (habilidad dura) y en su capacidad para “interpretar” en un momento una defensa (habilidad blanda).
El objeto de este consejo es sencillo. Priorizá las habilidades duras porque a la larga resultan más importantes para tu talento. En el Club de Tenis Spartak de Moscú existe la regla de que los jugadores jóvenes deben esperar ocho años antes de empezar a participar en torneos competitivos. “La técnica lo es todo: si empezás a jugar sin técnica, cometés un error muy grave”, decía la experimentada entrenadora Larissa Preobrazhenskaya.
Muchas personas conocidas por su talento conceden gran importancia a practicar las habilidades sencillas de cuando eran principiantes. El violoncelista Yo-Yo Ma pasa los primeros cinco minutos de todas sus prácticas tocando notas simples. Los mejores jugadores de rugby dedican la primera parte de todas sus prácticas a realizar sencillos ejercicios de pies, los mismos que se enseñan a los chicos de doce años.
Estos expertos en su materia no se dicen a sí mismos: “Soy una persona de gran talento en el mundo, ¿no debería estar haciendo algo más difícil?”. Al contrario, lo que hacen es resistir la tentación de la complejidad. Se esfuerzan por afinar y mantener sus habilidades duras porque saben que estas constituyen los cimientos de todo lo demás.
Una manera de mantener esta idea en mente es imaginar nuestro talento como un gran roble: un inmenso y grueso tronco de habilidades duras con una copa elevada y flexible de habilidades blandas flexibles en lo alto. Construí primero el tronco y trabajá después en las ramas.
A la hora de desarrollar habilidades duras fiables, hay que activar las conexiones adecuadas del cerebro. Para eso ayuda ser perfeccionista, lento y estar muy atento a los errores; me refiero a trabajar como un carpintero meticuloso. La precisión importa sobre todo al principio, porque las primeras repeticiones establecen las rutas en el futuro. Los neurólogos lo llaman a esto “bajar en trineo por una colina nevada”. Las primeras repeticiones son como las primeras marcas de un trineo sobre la nieve virgen: en intentos posteriores, el trineo tenderá a seguir esas guías. “A nuestro cerebro se le da bien construir conexiones”, comenta el doctor George Bartzokis, neurólogo de UCLA, “pero no se le da tan bien deconstruirlas”.
Cuando aprendas habilidades duras, actuá con precisión y mesura. Avanzá despacio. Practicá un solo movimiento cada vez, repetilo y perfeccionalo antes de pasar al siguiente. Fijate los errores y solucionalos, sobre todo al principio. Si construís el camino correcto ahora, te vas a ahorrar mucho tiempo y problemas en el futuro.
Las habilidades blandas nos llaman la atención porque son atractivas. Imaginás a Lionel Messi improvisando su avance hacia un gol genial, o a Jimi Hendrix tocando un hipnótico solo de guitarra. Se trata de talentos que nos parecen absolutamente mágicos y únicos. En realidad, son el resultado de un software cerebral ultra rápido que reconoce modelos y reacciona exactamente de la manera adecuada. Las habilidades blandas las vamos a construir jugando y explorando en entornos siempre cambiantes y donde se potencian los desafíos. Tenemos que ser agresivos, curiosos y experimentales, siempre en busca de nuevas maneras de desafiarnos a nosotros mismos.
Cuando practiques una habilidad blanda, ocupate de realizar un número considerable de repeticiones y de obtener opiniones claras sobre tus actuaciones. No te preocupes demasiado si cometés errores. Lo importante es explorar. Las habilidades blandas son más divertidas de practicar pero también más difíciles, porque nos exigen que nos entrenemos a nosotros mismos. Después de cada sesión preguntate a vos mismo: ¿qué me salió bien? ¿Qué me salió mal? ¿Por qué?
Sifu Galo Villanueva, cofundador de WT KUNG FU y director de la Academia de Recoleta.
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